El dolor de abdomen en el embarazo

El dolor de abdomen en el embarazo

A medida que avanza tu embarazo, aumentan las molestias generadas por el aumento de peso y la preparación de tu cuerpo para el parto. Es el caso de este síndrome, que consiste en un conjunto de dolores y molestias en el sector inferior del tronco.

A medida que avanza la gestación, aumentan las molestias generadas por el aumento de peso, la preparación de tu cuerpo para el parto y con él, el dolor de abdomen en el embarazo. Es el caso de este síndrome, que consiste en un conjunto de dolores y molestias en el sector inferior del tronco.

Los síntomas del síndrome abdomino-pelviano o dolor de abdomen en el embarazo son:

  • Dolor por arriba del pubis.
  • Dolor en la región lumbar y sacra (espalda baja).
  • Impotencia muscular más o menos importante, que llevan a adquirir la denominada “marcha de pato” al caminar.


Estos síntomas se ven frecuentemente en el tercer trimestre del embarazo y obedecen a una causa común. La separación de ambos huesos del pubis como parte de los cambios preparatorios para el parto lleva al corrimiento de otras articulaciones de la pelvis, con el consiguiente trastorno doloroso.


El tratamiento puede requerir medicación por boca, inyecciones en la articulación con fármacos antiinflamatorios o incluso el vendaje compresivo de la pelvis. Las molestias mejoran luego del parto en un tiempo variable.


Hay que distinguir estos dolores de otros trastornos dolorosos del abdomen bajo que pueden estar relacionados con complicaciones del embarazo. Por eso, es necesario que ante la aparición de estos síntomas consultes a tu médico a fin de confirmar el diagnóstico y evaluar las mejores medidas para paliar la situación.

¿Por qué se presenta la infección vaginal en el embarazo?

Durante los meses de gestación, se producen cambios en el pH vaginal. Por esta razón, los especialistas consideran que es la etapa más vulnerable para la proliferación de bacterias.

Durante los meses de gestación, se producen cambios en el pH de la mujer, por esta razón, los especialistas consideran que es la etapa más vulnerable para la proliferación de bacterias, es decir, de una infección vaginal en el embarazo.

El embarazo representa un período de cambios para toda mujer. Es una etapa en la que todo se modifica. Desde las variaciones más perceptibles como la ansiedad y el aumento de peso hasta alteraciones del organismo poco conocidas, como las infecciones vaginales.

El papel de las hormonas y la infección vaginal en el embarazo

Durante los 9 meses de gestación, el nivel de hormonas femeninas cambia y afecta directamente al pH del área genital. En lo cotidiano, el pH de la zona vulvar es ácido e inferior al de otras partes del cuerpo, y se sitúa en un rango de 3.8 a 4.2, con la finalidad de impedir el crecimiento de bacterias.

Durante el embarazo la futura mamá protagoniza diversos cambios hormonales que comprometen directamente la capa protectora ácida. De esta manera, la variación a un pH mayor a 4.2 puede alterar el equilibrio en detrimento de la flora habitual, lo que deja espacio a la proliferación de gérmenes patógenos. Por esta razón, los 9 meses de gestación representan una de las etapas más vulnerables de la mujer para adquirir infecciones del tracto ginecológico.

Cómo protegerse de una infección vaginal en el embarazo

Es necesario que toda mamá tome cuidados especiales para mantener su zona íntima limpia y protegida durante esta importante etapa de la vida.

Entre las principales recomendaciones se encuentran:

  • Usar ropa interior de algodón.
  • No utilizar ropa muy ajustada o de materiales sintéticos.
  • Lavar la ropa interior con jabón de barra y enjuague, sin dejar residuos.
  • Lavar la zona íntima con un jabón especial con pH ácido que limpie, hidrate y ayude a prevenir infecciones del área vulvoperineal.
  • No se recomienda utilizar desodorantes íntimos, talcos, aromatizantes ni sales de baño o burbujas.
  • Evitar traumatismos de la región genital como el rasurado, la depilación o fricción.
  • Si se observan cambios en el flujo vaginal, prurito, ardor o mal olor, no automedicarse y consultar al ginecólogo u obstetra.